EL PRÍNCIPE VALIENTE

EPISODIO 1

Hola, hola, como estan todos, hola.
El dia de hoy, les vamos a contar un cuento
El cuento, del principe valiente
Era un principe, muy bueno, y muy valiente
Y, bueno, les voy a platicar, mejor no les platico
Ustedes pueden verlo, ojala que les guste
Okay, oh!, y diganle a sus amiguitos que tambien lo vean
Okay, Bye

Había una vez, hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano y muy bonito, un rey muy poderoso, el rey Luis III.

El rey era noble, justo y tenía un gran ejército a su disposición. Su castillo, en lo alto de la colina, se podía ver a mil leguas de distancia, gracias a su brillo y esplendor, ya que estaba construido con oro, platino, esmeraldas y piedras preciosas.

La riqueza del rey se debía a una playa de su reino donde el mar arrojaba diamantes, en lugar de conchas de mar. Era uno de los reinos más codiciados por todos los reinos. Por eso siempre tenía bien protegidas sus fronteras. Su riqueza era incomparable.

Pero nada se comparaba con la riqueza más grande del reino, su hija Olivia. La princesa más bella que había existido jamás.

Olivia era hermosa, noble, dulce y sabia, y siempre estaba de buen humor. Le gustaba pasear por los jardines del castillo y comer frutas silvestres.

Un día el rey Luis III mandó llamar a su hija.

⁃ Olivia, hija mía. Hace tiempo que lo he estado pensando. - Le dijo en tono paternal. - Desde que tu madre desapareció, no soy el mismo. La extraño mucho.
⁃ Yo también la extraño muchísimo, papá.
⁃ Tú sabes que algún día tú vas a ser la reina de todo este imperio, ¿verdad?
⁃ Padre, no quiero pensar en eso.
⁃ Lo sé, mi vida. Pero por eso es importante buscar un buen esposo para ti.
⁃ Aún soy muy joven, y tú también.
⁃ Los dos tenemos un deber que cumplir. Además, yo siempre voy a estar aquí. - Le dijo señalándole el corazón a la joven. - Y aunque tú puedes reinar estas tierras sola, es bueno que tengas un hombre fuerte, valiente, que te ame más que a nada.

La princesa sabía que su padre tenía razón. Algún día tendría que casarse, no podría encargarse de todo el reino ella sola. Pero con quién.

⁃ Tienes razón, padre. Haré lo que me pidas. Pero quiero pedirte un deseo.
⁃ Dime hija mía. Tú sabes que no puedo negarte nada.
⁃ Quiero ir un día al pueblo, pero no como princesa. Sino como una persona normal. Quiero saber qué se siente ser una muchacha común y corriente.
⁃ Pero hija, eso es muy peligroso.
⁃ Por favor papá. Concédeme este deseo. Es lo único que te pido antes de casarme.
⁃ Bien. Pero algunos hombres de mi guardia te seguirán sin ser vistos.

El pueblo más cercano al castillo, era un pueblo muy chico, pero muy pintoresco.
Tenía un pozo de agua en el centro de la plaza.
Mercaderes de todo tipo ofrecían seda, hierbas finas, joyería y todo tipo de alimentos, mientras la gente paseaba de un lugar a otro, buscando algo, que sabían, que tarde o temprano lo iban a encontrar.
Un joven, apuesto y gentil, se acercó a un mercader.

⁃ Disculpe. ¿Sabe cuál camino tomar para ir al reino de los siete lagos?
⁃ Es un reino muy lejano - dijo el mercader en tono amable - Te tomará al menos una semana llegar a él. Pero puedes tomar el camino que va al oeste.
⁃ Gracias buen hombre.

Al darse la vuelta para continuar con su camino, el joven chocó con una señorita, tumbándole unas frutas que llevaba en una canasta.

⁃ Disculpe. No la vi.

Como no podía haberla visto, pensó el joven. Si era la muchacha más bella que jamás habían visto sus ojos.
Rápidamente se agachó a ayudarle a recoger las frutas.

⁃ No se preocupe. - Le dijo la muchacha al joven.

Y al verlo a los ojos, vio algo que le llamó la atención. Un brillo especial en los ojos, que no había visto antes.

⁃ Es que voy de paso. Al reino de los siete lagos.
⁃ Ese reino está muy lejos. ¿De dónde vienes? - le dijo la princesa.
⁃ Soy del pueblo de Modho-or al norte de aquí. Y me dijeron que en ese reino, hay mucha riqueza. Y voy a probar fortuna.
⁃ ¿Cómo? ¿No me viste? Y con esos ojos tan bellos... perdón. - La joven se ruborizó y se dio cuenta de que no debía haber dicho eso. - Antes de ir allá, podrías quedarte un par de días en el pueblo, para descansar.
⁃ Lo había pensado, pero tendría que haber una razón muy poderosa para quedarme. - Y viendo de frente a la joven - creo que no será difícil encontrarla en este pueblo lleno de cosas bellas.

Los guardias del rey, miraban desde lejos a la princesa y al joven.
Pero no sólo los guardias miraban a la pareja. Una joven misteriosa, no dejaba de contemplar a la pareja. Pero sobre todo mirando al joven.

Quien sera la muchacha misteriosa?
mmm, quien? quien?
El principe va a descubrir que la doncella era la princesa
oh, que pasara?
Y porque el principe queria ir al reino de los siete lagos?
A la mejor, porque queria aprender a nadar.
No se, bueno.
No se pierdan el siguiente episodio
Va a estar muy bonito, okay
Espero que tambien lo vean, y les guste mucho
Yo soy, el Sr. Pelochas, Ahh.
Y les voy a ir contando muchos cuentos
Pero ahorita, estamos nada mas con el principe
oh, y se me olvidaba
El rey, ypo no se si el rey era malo o era bueno
Se ve como bueno, pero, no se
vamos a ver que pasa, okay, bye


EPISODIO 2

Hola, hola.
En el capitulo anterior vimos que el rey, le dijo a su hija que se tenia que casar.
Y la hija fue al pueblo y conocio al principe.
Y se llevaron muy bien.
ay tengo mucho frio, pero bueno.
vamos a ver que pasa ahorita porque hay una joven misteriosa
que va a querer
no lo se
Pero si tu quieres saber que pasa con ella, vamos a ver el cuento.

La princesa se sentía muy a gusto caminando en la plaza con el joven.

⁃ ¿Habías estado en este pueblo antes? - Preguntó Olivia.
⁃ No. Es la primera vez. Es muy bonito. Pero, disculpa, no me has dicho tu nombre. Yo me llamo Alejandro.
⁃ Yo soy... - La princesa dudó en decirle quién era. - Isabel. Me llamo Isabel. - mintió.
⁃ Isabel, muy bonito nombre. ¿Eres de por aquí?
⁃ Al norte de la colina está mi ca..., mi cabaña.

El joven miró a un mercader que ofrecía una nueva especie de alimento. No era líquida, como el agua o los jugos de frutas. Y no era comida sólida. Había oído hablar de ese alimento, pero nunca lo había probado.

⁃ ¡Mira! - le señaló entusiasmado.

Era la primera vez que veía nieve de frutas. Así que, con un helado y un paseo por la plaza, la princesa se sintió la más feliz de todas las princesas. Y el joven Alejandro, por un momento, se olvidó de ir al reino de los siete lagos y su deseo de hacer fortuna.

⁃ Es hora de regresar a casa. - le dijo la princesa.
⁃ Puedo acompañarte si lo deseas.
⁃ No, gracias. Pero quizás tengas suerte y nos volvamos a ver.
- Vendré todos los días a la plaza, esperando volver a verte.- le dijo el joven Alejandro, mientras la muchacha se retiraba caminando por las calles angostas del pueblo.

El joven se sentía cansado pero contento. "Parece que fue una buena decisión salir de mi casa", pensó. Y justo cuando se disponía a irse a descansar.

⁃ Tú no eres de por aquí, ¿verdad?
- ¿Perdón?
- Sí, eres un forastero, ¿cierto? - le dijo la joven misteriosa.
⁃ Sí, vengo de lejos. ¿Se me nota tanto?
⁃ Es que escuché decir que querías ir al reino de los siete lagos. Yo podría acompañarte, sé cómo llegar allí
⁃ Sí, qué bien. Pero estoy pensando que tal vez me quede un tiempo en este lugar.
⁃ Este lugar... - Lo dijo en tono despectivo hacia el joven.- No hay nada para alguien como tú en este lugar.
- ¿Estás buscando fortuna, verdad?
-¿Cómo lo sabes?
- Sé muchas más cosas de las que te imaginas. Y yo podría llevarte a los siete lagos y ayudarte a tener todo el oro del mundo.

El joven la interrumpió amablemente.

⁃ Disculpa... - esperó momentáneamente a que la joven dijera su nombre.
⁃ Me llamo Alicia, pero me puedes decir Aly. - le dijo en tono coqueto.
⁃ Mucho gusto. Soy Alejandro. Pero, la verdad, es que preferiría quedarme un tiempo en este pueblo.

El rostro de la joven cambió inmediatamente de semblante, se sintió rechazada.

⁃ Sabes que estás tomando una mala decisión, ¿verdad? - Dijo Alicia.
⁃ Disculpa...

Al joven Alejandro no le pareció bien que una extraña le dijera lo que era lo mejor para él, y pensó: "¿Quién eres tú para decirme lo que me conviene o no?"

⁃ Una mala decisión puede tener consecuencias muy graves. - le dijo la mujer misteriosa al joven en tono amenazador.

Alejandro se sintió incómodo.

⁃ Creo que será mejor que me vaya. Te deseo buen viaje, Alicia. Y buena suerte.

En el momento en que el joven se marchaba, Alicia le dijo:
- Nos volveremos a ver.
- Lo dudo.

Al principe le gusto la princesa.
pero acuerdate, que el no sabe que es princesa.
Pero bueno, la mujer misteriosa quiere al principe.
Y el, como que no la quiere.
Pero la princesa si lo quiere.
yo no se que va a pasar, pero tu si.
vamos a ver el siguiente capitulo.
ay que frio, que frio, que frio!
continuamos
Y no te olvides de decirle a tus amiguitos que vean el siguiente episodio, bye.


EPISODIO 3

A la mañana siguiente, muy temprano, Alejandro estaba de vuelta en la plaza. "Si tengo suerte", pensó, "podré ver a Isabel una vez más", y eso lo entusiasmaba mucho.
Un mensajero del rey le llamó mucho la atención. Estaba en el centro de la plaza, a un lado del pozo de agua, con un decreto del rey Luis III.

⁃ Así, todos los jóvenes del reino han sido convocados por orden de su majestad Luis III.

Se acercó a escuchar, al igual que mucha gente reunida allí. El mensajero continuó leyendo.

- Se espera que todos los jóvenes en edad de casarse deberán presentarse en el castillo lo antes posible. El rey espera elegir al futuro esposo de su hija, la princesa Olivia.

Se escucharon murmullos entre los jóvenes de la plaza. Algunos de ellos se apresuraban a ir al castillo, mientras que otros no se sentían tan motivados, pensando simplemente que no tenían ninguna oportunidad.
No le dio tanta importancia. Su mayor interés por ahora era tener la suerte de volver a ver a Isabel.
Al llegar la tarde, no lo podía creer. Sus ojos tuvieron la dicha de volver a ver a Isabel. Los dos se alegraron de verse una vez más, y esa tarde, al igual que las siguientes, se encontraron en la plaza del pueblo.

- Me siento muy feliz a tu lado. - La joven le dijo a Alejandro.
- Fue una suerte haber venido a este pueblo. Sabes que pude haber tomado el camino del rio. Y nunca nos hubieramos conocido.
- Yo no creo en la suerte, creo mas en el destino.
- Pues bendito destino, que me dejo conocerte.
- Y ¿todavía quieres ir al reino de los siete lagos a buscar fortuna?
- No creo que tenga que ir tan lejos. El rey de este reino está ofreciendo fortuna, oro y riqueza. Lo escuché el otro día en la plaza. - Le dijo Alejandro entusiasmado.
- Pero, creo que todo eso es para quien se case con su hija Olivia. ¿Piensas casarte con ella? - El tono de la joven era triste.
- A mí no me interesa su hija, pero puedo probar fortuna para tener algo que ofrecerte.
- Yo no necesito oro ni plata, con tu compañia basta. - Los jovenes se abrazaron.

Así pasaron varias semanas, hasta que un día, todo cambió.
La plaza se veía muy sola y triste ese día. Al menos eso le parecía a Alejandro, incluso cuando la gente iba y venía sin parar.
Isabel no había ido a la plaza esa tarde. De repente, empezó a llover, las lágrimas del joven se mezclaron con la lluvia.
"¿Había hecho algo mal?" se preguntó. "¿Fue algo que hice?" pensó.
Pero por más que le daba vueltas a la cabeza, no podía imaginarse por qué la joven no había regresado ese día.
El día siguiente fue igual que el anterior, y al siguiente, durante una semana la joven no apareció más en la plaza.
El joven pensaba que tal vez la muchacha había dejado de quererlo. No tenía forma de comunicarse con ella, ni siquiera sabía dónde podría buscarla.
Ahora sentía que no había sido la mejor decisión haberse ido de su casa. Pensó en volver. Seguramente su padre lo estaría buscando. Pero había jurado que no regresaría hasta no tener fortuna, así que un día decidió ir al castillo del rey Luis III.

Había visto palacios grandes y bellos, pero nunca antes había visto un palacio como este. Pilares de oro, con diamantes incrustados. Grandes ventanales con marcos de rubíes y esmeraldas. Y tenía grandes jardines, con árboles y flores de todos los lugares, y la vista, una vista espectacular de la playa de diamantes.

Muchos jóvenes aguardaban su turno para entrar al castillo. Algunos de ellos habían montado tiendas de campaña para pasar la noche afuera del castillo.
Cuando llegó el turno del joven, un guardia del rey le hizo señas para que se acercara a la puerta.

- ¿De dónde vienes y cuál es tu nombre?
- Del norte de Modho-ór. Y mi nombre es Alejandro.
- Te vas por ese pasillo y al final hay un salón grande, donde hablarán contigo.

El pasillo era muy largo, y conforme avanzaba, más admiraba la riqueza del palacio. "Si logro ganarme la gracia del rey, puedo ofrecerle algo a Isabel y demostrarle a mi padre que su hijo es digno de su apellido", pensó.
Al entrar al salón, había una mesa muy grande, y al final de la mesa estaban tres personas. El mago del rey, un consejero y una joven de la servidumbre.
El Mago le hizo la señal de que se acercara. Y comenzo.

- Tres cosas pide el rey, que el joven que pretende la mano de su hija, deba de tener. Si cumples con las tres podras casarte con su hija. - Continuo el mago, con la aprobación del consejero.
- La primera prueba es que el rey quiere un hombre fuerte para su hija. Hay un lugar en la playa de diamantes donde se encuentra un tesoro escondido.
- En ese lugar -continuó el consejero,- se encuentra uno de los diamantes más grandes del mundo. Además, hay una llave de oro que abre una de las bodegas del palacio. Los ancestros del rey la escondieron allí, y nadie ha podido encontrarla.
- Tendrás que cavar en la playa durante tres días y tres noches, sin descanso. Si lo logras, habrás demostrado que eres lo suficientemente fuerte para continuar con la segunda prueba, - concluyó el mago.

El joven no pensaba en casarse con la hija del rey. Por alguna razón, no dejaba de pensar en Isabel. Aún tenía esperanzas de volverla a ver algún día. Si pasaba esta prueba, podría recibir alguna recompensa por parte del rey. Así, tendría algo que ofrecerle a Isabel el día que la encontrara nuevamente.


EPISODIO 4


La playa no tenía fin, había cientos de jóvenes haciendo hoyos por todos lados. Algunos se desmayaban, otros se rendían, hubo uno que se ahogó en el mar.
Muchos se daban por vencidos, pero había varios que lograban excavar en la playa por tres días y tres noches. Alejandro pensó que él sería uno de ellos.

Al final de la segunda noche, vio que varios jóvenes cavaban cerca de unas rocas. Decidió ir al lugar más apartado de la playa. Y al final de la tercera noche, cuando ya sentía que no podía más, la pala chocó con algo de metal. No podía creerlo, ¡había encontrado el tesoro!
Era un cofre, no muy grande, pero muy bonito.

Los guardias del rey se llevaron el cofre al palacio real.
Alejandro había logrado terminar la primera prueba. Esa noche se quedó dormido en la playa de cristal.
En el palacio real, al fondo del gran salón principal, se encontraba el rey Luis III.
Alejandro estaba parado al fondo del pasillo de la corte. Era la primera vez que veía al rey en persona.

El rey dijo amablemente:

- Varios jóvenes cavaron por tres días y tres noches, eran fuertes, como tú. Pero ninguno de ellos encontró nada. En cambio, tú encontraste el cofre de mis ancestros. Ahí venía la llave de la bóveda del tesoro real, y por eso estoy muy agradecido contigo, tuviste suerte. El tener suerte siempre ayuda mucho.

Alejandro se dio cuenta de que había logrado algo muy bueno.
El rey continuó hablando:

- Cuando les dije a todos los jóvenes sobre la siguiente prueba, solo tres la aceptaron, pero ninguno ha vuelto todavía.
Estoy muy agradecido contigo por haber encontrado el cofre con la llave, así que pídeme lo que quieras, que te lo concederé.

- Gracias, su alteza. Sin embargo, me gustaría saber cuál es la segunda prueba.
- Bien, te lo dire. Eres un joven fuerte y ambisioso, eso es bueno. Pero debo advertirte, que la siguiente prueba requiere de un hombre muy valiente, porque es muy peligrosa, y nadie ha regresado vivo de ella.

El joven no sabía qué decir. El rey continuó diciéndole:

- Veras, dentro del bosque oscuro, cerca del valle seco, hay una criatura gigantesca que amenaza la población. Hemos perdido más gente tratando de acabar con ella que en cinco guerras juntas. Varios de mis hombres más fuertes y valientes han ido y nadie ha podido acabar con ella.

El joven Alejandro se puso nervioso. En el pueblo había oído hablar de esa criatura gigantesca. Todos le tenían miedo. Y toda la gente que se adentraba en el bosque oscuro no salía viva.

- Un rey debe proteger a su gente, y si esperas convertirte en el futuro rey y casarte con mi hija, deberás demostrar que eres lo suficientemente valiente y estás dispuesto a arriesgar tu vida para proteger a tu pueblo. Por lo tanto, tendrías que adentrarte en el bosque oscuro y matar a la criatura gigante.

Esa noche, Alejandro pasó sin dormir. La mitad del tiempo pensaba en Isabel y la otra mitad en lo peligrosa que era la misión.
Tuvo una pesadilla en la que veía a su propio padre matando a la criatura gigantesca, y de la boca del monstruo salían pedazos de oro. Alejandro trataba de recolectar todo el oro posible, pero Isabel se los quitaba y los tiraba a uno de los hoyos que él había cavado en la playa. Su padre le decía que tenía que tener sus propias piedras de oro. De repente, su padre se convertía en el monstruo y le decía: "Mátame, solo así podrás tener riqueza".

Nadie había regresado del bosque oscuro, ni siquiera los hombres más fuertes de la guardia. Sin embargo, el rey le había dicho que tenía suerte, y eso lo alentaba.

Tenía que lograr demostrar que en verdad era valiente. Además, no podía regresar a casa sin nada. Había escapado de su hogar para demostrarle a su padre que podía obtener riquezas por sí mismo, deseaba que su padre estuviera orgulloso de él.

El camino hacia el bosque era largo y agotador, a pesar de que el rey le había proporcionado un caballo y comida para el viaje. Le advirtieron que una vez que llegara al bosque, ningún animal se atrevería a entrar en él. Y así fue.

Su caballo, simplemente se detuvo, como si una fuerza invisible lo jalara o una pared de cristal le prohibiera seguir andando.
Parado frente al bosque, sin saber lo que le esperaba, y sin nadie que lo acompañara, simplemente se adentro en el. Habia comenzado su verdadera aventura.


- EPISODIO 5 -

Cuando Alejandro entró al bosque oscuro, sintió un gran escalofrío, y entendió por qué le llamaban así. No podía ver nada.
Después de caminar y caminar, sentía que no había avanzado nada. Solo veía árboles oscuros y al fondo una leve luz pálida, que parecía que nunca alcanzaría.
De repente, Alejandro se paró y vio cómo el bosque tenía un color azul. Y vio árboles retorcidos y pequeños. No sabía si podría pasar o no. Hacía mucho calor, pero Alejandro sintió un escalofrío inesperado.

Decidió seguir caminando, y escuchó un ruido extraño. Caminó entre las plantas hacia donde había escuchado el ruido, y empezó a ver miles de luciérnagas volando hacia él, como si estuvieran huyendo de algo, o de alguien.

El bosque se oscureció y vio una luz de color verde brillante, como si lo invitara a seguir por ese sendero.
El bosque oscuro era un lugar misterioso y enigmático, donde los árboles altos y retorcidos se alzaban imponentes hacia el cielo. Sus ramas, cubiertas de musgo y enredaderas, formaban una especie de coladera que filtraba la luz del sol, creando una atmósfera sombría y misteriosa. La penumbra reinante daba al bosque un aura de magia y peligro, como si ocultara secretos ancestrales y criaturas extrañas entre sus profundidades.
El suelo estaba cubierto de hojas secas y tierra húmeda, lo que hacía que cada paso de Alejandro fuera silencioso y cauteloso. A medida que avanzaba, podía escuchar el suave susurro del viento entre las ramas y el crepitar de las hojas bajo sus pies, pero también percibía otros sonidos más inquietantes, como el ulular de búhos nocturnos y el siseo de pequeños animales que se escondían entre la maleza.

Al adentrarse al bosque, vio algo mágico. Árboles inmensos y colores azul, morado y tornasol, como si algo mágico hubiera allí.
Y flotando en el aire, miles de pequeñas luces azules. Pensó que tal vez la criatura gigantesca no sería tan difícil de matar.

De repente, vio una bola de lumbre mágica que lo guiaba a una caverna oscura. Se adentró en ella.
Cuando finalmente llegó a la caverna, el ambiente cambió drásticamente. El exterior de la caverna era rugoso y oscuro, con paredes rocosas que se alzaban imponentes frente a él.
La entrada parecía una boca abierta de algún ser ancestral, como si estuviera a punto de tragar a cualquier intruso que osara entrar.
La falta de luz en el interior de la caverna hacía que fuera imposible ver más allá de unos pocos metros, sumiendo todo en una completa oscuridad.
A medida que Alejandro se adentraba en la caverna, el aire se volvía más húmedo y el eco de sus pasos resonaba en el lugar. A veces, podía sentir gotas de agua caer del techo rocoso, recordándole la presencia de una corriente subterránea cercana. El olor a humedad y tierra lo rodeaba, dándole la sensación de estar en un mundo subterráneo desconocido y lleno de misterios.

La luz de la lumbre mágica que lo guiaba era la única compañía en aquella oscuridad, y su brillo verde brillante iluminaba tenues reflejos en las paredes de la caverna. Aunque la luz era tenue, era suficiente para que Alejandro pudiera ver su camino y seguir avanzando hacia lo desconocido.
Así, entre la oscuridad y el misterio del bosque y la caverna, Alejandro continuó su aventura, sin saber lo que Le esperaba mas adelante.

Se escuchaban ruidos, sonidos raros. Pero un zumbido extraño le llamó la atención. Alcanzó a oírlo y al voltear la cabeza, logró esquivar una especie de saliva pegajosa que vio hacia el en forma de rayo. Que de no haber sido por su suerte y rapidez, lo hubiera partido en dos.

Al hacerse a un lado, vio a la criatura más horrible que nadie había visto jamás.

Una criatura colosal, mitad araña y mitad cangrejo, con ocho patas fuertes y peludas como las de un cangrejo, y seis manitas delicadas y afiladas en la parte delantera.
Su cabeza era monstruosamente grande, alargada y siniestra, con ocho ojos brillantes que parecían tres cabezas superpuestas, observando todo a su alrededor con una mirada inquietante. Su boca era inmensa y aterradora, con dientes puntiagudos y afilados, como colmillos de marfil de un elefante, listos para devorar cualquier cosa que se cruzara en su camino. Esta terrorífica criatura era una pesadilla hecha realidad, una combinación de lo peor de las arañas y los cangrejos, con la inteligencia y la ferocidad para causar estragos en todo su alrededor.

Era una bestia enorme y horrorosa. Y estaba sobre un lago inmenso.
Por la boca seguía lanzando la saliva pegajosa, y por los ojos lanzaba rayos de lumbre y luz brillante.

Mientras la criatura lanzaba sus devastadores ataques, Alejandro sentía su corazón latir con fuerza, su respiración acelerada y la adrenalina recorrer todo su cuerpo. El miedo se apoderaba de él en cada momento que veía la lumbre y los rayos acercarse, pero su valentía y determinación eran más fuertes.
"No puedo rendirme", pensaba, "este reino depende de mí, debo enfrentar esta amenaza".
A pesar del miedo que lo embargaba, Alejandro se obligaba a moverse ágilmente, saltando y esquivando cada ataque con una velocidad y destreza impresionantes. No podía permitirse fallar, no solo por su vida, sino también por el deseo tan grande de volver a ver a Isabel.
"Estoy seguro que algun dia la volvere a ver", se repetía en su mente con firmeza.

Cada vez que veía una oportunidad, atacaba con decisión, clavando su espada en las patas de la criatura. Aunque su cuerpo estaba cansado y herido, su espíritu era inquebrantable.
"No puedo detenerme, debo luchar hasta el final", se decía a sí mismo, encontrando fuerzas en su amor por Isabel

Con una espada que le había regalado su papá de joven, y la fuerza que le daba el amor por Isabel, luchó como nunca.
Saltaba de un lugar a otro, esquivando la saliva pegajosa y los rayos de luz que lanzaba la araña gigantesca por los ojos.

Como pudo, se acercaba a las patas y empezó a dar duros golpes con la espada y poco a poco iba cortando pedazos de las patas del monstruo, como un leñador corta poco a poco un árbol.

La inmensa y aterradora criatura se sentía por primera vez amenazada. Alejandro era mil veces más chico e indefenso que ella, pero mil veces más inteligente y valiente.
Así que poco a poco fue cortando trozos de las patas, pero el monstruo era demasiado grande y fuerte y le lanzó una bola de fuego.

Alejandro sintió que era su fin. Vio la bola de fuego ir directamente hacia él, y en eso sucedió algo mágico e inesperado.
Al parecer, las luciérnagas también estaban cansadas del monstruo malo, y al ver la valentía con la que Alejandro estaba luchando, decidieron ayudarlo y atacar también a la criatura.
La bola mágica que Alejandro había visto anteriormente en el bosque era la luciérnaga madre. Una luciérnaga mágica muy grande que había traído a todas sus luciérnaguitas para atacar al monstruo.

Así que en el momento en que la lumbre iba a destruir a Alejandro, la luciérnaga mágica se interpuso y detuvo la lumbre del monstruo.
Hubo una gran explosión, pero Alejandro logró salvarse gracias a que se hundió en el lago.
Las luciérnagas empezaron a lanzar millones de pequeños destellos de lumbre, que uno solo no hubiera hecho nada, pero millones de ellos hicieron lo que nadie hubiera logrado. Destruir a la criatura maléfica.

Sin poder sostener su propio peso y con miles de quemaduras en el cuerpo, la criatura cayó, haciendo más difícil lanzar los rayos de luz, las bolas de lumbre y la saliva pegajosa.
Alejandro aprovechó para atacar directamente a los ojos de la criatura y con la espada que le había dado su papá, logró clavarla en cada uno de los ocho ojos.

Un rayo de luz alcanzó el brazo izquierdo de Alejandro, haciéndolo sangrar. Pero la valentía del joven era extraordinaria. Exhausto, fatigado y con mucho valor, y apoyado por miles de luciérnagas, siguió peleando con la bestia. Al enterrarle la espada en cada uno de los ojos, la bestia perdía fuerza.

La araña gigante trató como pudo de atacar a Alejandro y deshacerse de las luciérnagas, pero él le encajó la espada en el último de los ojos.

Ciega y con miles de quemaduras en el cuerpo, la criatura cayó por fin.
Gracias a su valentía, había motivado a las luciérnagas a destruir al monstruo. Y juntos habían acabado con la amenaza que caía sobre todo un reino.

El príncipe valiente había logrado terminar la segunda prueba que le había puesto el rey.
Y algo magico estaba a punto de suceder.


- EPISODIO 6 -

😊😊😊😊😊😊

La pricesa le dijo a su papa que No Le dijera que ella era su hija.

El Rey dijo que una doncella muy bella era su hija.

Oliver vio a olivia en el palacio No Quiso Casarse con la doncella Vio a Isabel en el palacio Le dijo al Rey que queria e ella.

El Rey le ofrecio recibir, todo. Pero oliver prefirio a la pobre isabel.

Cuando el Rey vio que queria mas a su hija que a la riqueza Vio que el joven valia. Pero le dijo la verdad a Olivia

Olivia le dijo la verdad que en realidad no era isabel

y los dos le dijeron al rey que se amaban y se querian casar

El rey le dijo la verdad, que aunque fuera fuerte, valiente y la amara, no podria casrla con un joven normal

Ella merecia un principe

Olivia se puso a llorar, padre tu me prometiste. Oliver le dijo que el padre tenia razon, el tambien sabia que ella merecia lo mejor.

No podia decirle la verdad.

El rey le dijo que le daria oro y plata por haber matado a la bestia, pero no podia casarse con su hija.

cuando el joven se iba a ir del palacio. le avisaron al rey que venia un gran ejercito, en son de paz, desde otro reino muy poderoso.

Se asomaron por la ventana para ver quien era, y era el padre de Oliver, el Rey Hugo II, monarca de un gran reino.

El padre de Oliver dijo que lo habia buscado y por fin lo encontro.

El rey Luis y Olivia se sorprendieron al saber que Oliver era un principe, el principe valiente que tanto habia esperado Olivia.

Cuando todo se aclaro, fijaron la fecha de la boda.

El Dia de la boda… Llegó Esteral Era una bruja. Y molesta porque oliver la rechazo Convirtió a todo el pueblo en hielo Y la gente estatuas de hielo.

El rey alcanzó a decirle a Oliver Que en la caverna obscura Había un dragón El fuego de su boca podría destruir el hechizo

Oliver fue y en el camino se hayo a una hormiga - antena Un águila - pluma Y un leon - uña Un elefante - espada - le salvo a su elefantito Ostra, - perla Cada uno le dio una parte

En el camino unos malosones lo encerraron en el calabozo Con la antena de la hormiga salió Tenía que cruzar unos pantanos y montañas Con las plumas del águila cruzo La puerta de la caverna había varios animales Con el poder del leon los destruyó

Entro a la caverna, con la espada mato al dragón Agarro un poco de lumbre - lo guardo en la ostra Regreso al pueblo de nieve. Cuando iba a destruir el hechizo La bruja salió Oliver le mostró la perla Era una perla encantada, que destruía a la bruja Y la perla se convirtió en la mamá de Olivia.

Con la lumbre desbarato el hechizo Y la mamá volvió a ver a su hija y al rey Y el principe valiente se cazó con la princesa y fueron muy felices.


ACTORS

NARRADOR : JORGE

EL PRINCIPE VALIENTE : ALONSO

LA PRINCESA : DALIA

MERCADER : GERARDO

EL REY : ALVARO

Pre-Production

5/25/23 - Idea original

5/27/23 - Pre-produccion. Compra de Photoshop, Doodly, Natural Reader

5/29/23 - 6 minutos de video